martes, 28 de febrero de 2012

La muerte, según Ligne

Charles-Joseph Ligne, Príncipe de Ligne, vivió entre 1735 y 1814. Militar de profesión, fue también una de las más importantes figuras literarias del siglo XVIII y, hoy en día, sigue teniendo numerosos seguidores, que encuentran en sus páginas el testimonio de un ser, ante todo, encantador e inteligente. Proclive a desnudar algunos aspectos eternos de la existencia, como la muerte, su estilo trata con maestría muchas cuestiones peliagudas, armado de frescura, libertad y, si se quiere, falta de complejos. El sentido del humor de Ligne es por tanto su mejor brújula, la que le conduce por los caminos de la literatura (de la vida) como un verdadero amante del mundo que le tocó vivir. Su última aparición pública en el Congreso de Viena (1814), como una exquisita reliquia, fue el brillante broche a una existencia riquísima en experiencias, fecunda en literatura.

LA MUERTE

Unas breves consideraciones del Príncipe sobre la muerte, que "conviene a todo el mundo":

A las conciencias ejemplares, que están seguras de hallar su recompensa en el otro mundo.
A las malas conciencias, que no creen en este mundo.
A los insensibles, que no pierden una vida de cuyo valor no han llegado a percatarse.
A los sensatos, hastiados de ver tanto loco.
A los virtuosos, cansados de ver tanta mala gente.
A la gente con buen gusto, harta de tratar con quienes no lo tienen.
A los que están de vuelta de los placeres, que han saboreado la ingratitud y que conocen demasiado bien a la especie humana como para apreciarla, a excepción de unas pocas criaturas privilegiadas.

[Fragmentos de "La muerte", en Charles-Joseph Ligne, Amabile, Valencia, Pre-textos, 2004]

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