lunes, 19 de abril de 2010

Avanti!



Rodada en 1972, Avanti! (en España titulada ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?) es una de las películas quizás menos conocidas de Billy Wilder. Adaptación de una obra de teatro de Samuel Taylor, la historia está protagonizada por Jack Lemmon, quien interpreta a Wendell Armbruster, un arquetípico hombre de negocios americano que debe viajar hasta la pequeña isla de Ischia, en el litoral napolitano, con el fin de repatriar el cuerpo de su recientemente fallecido padre. Su compañera de reparto, una buena actriz muy ausente de las pantallas, Juliet Mills, hace el papel de Pamela Piggott, hija de la amante del fallecido y también muerta. 

Uno de los elementos narrativos más importantes de la película se basa en el progresivo descubrimiento por parte del estresado Armbruster de la vida disipada y bella que su progenitor llevaba, secretamente, en la idílica isla mediterránea. Allí, el supuestamente recto hombre de negocios, presidente de una gran compañía americana, pasaba los veranos en un hotelito junto a su amante, hasta que la muerte los encontró a los dos, al modo de unos Romeo y Julieta contemporáneos, mucho menos tocados por el drama que la célebre pareja veronesa. 

Esa trama personal, que se mezcla con una nueva y heredada historia de amor entre Lemmon y Mills, junto a la circunstancia del reconocimiento de los cadáveres y la posterior desaparición de los mismos, hace de Avanti! un feliz encuentro cinematográfico, entretenido, tierno y salpicado de la inteligencia e ironía del gran Billy Wilder. Una comedia negra y romántica en la que la vida logra confundirse con la muerte, en un episodio afortunado para el cine, a pesar de las conjeturas del propio director con la cinta (ver Cameron Crowe, Conversaciones con Billy Wilder, Madrid, Alianza, 2000, págs. 248-249).

Uno de los méritos de la poco reconocida Avanti! (si se me permite, la considero una película que crea afección a la vida, quizá por pertenecer ya a la última y más libre etapa creativa de su director) es el contraste del retrato en clave de comedia de los tópicos del hombre de negocios americano y el perfil del italiano meridional, que Wilder logra mezclar con su conocida brillantez, a través de algunas exageraciones y aciertos caracteriales. 

Destacada es la escena en que Lemmon y Mills deben reconocer los cadáveres de sus respectivos progenitories, en una pequeña capilla, el lugar más fresco de la tórrida isla. Unos cadáveres que, gracias a la rocambolesca trama del film, desaparecen para convertirse en objeto de un italianissimo chantaje. Un enredo solucionado, también, "a la italiana" y que tiene en el baño que los dos protagonistas se dan desnudos en el mar su momento de destacada hilaridad (un baño censurado en la versión que se proyectó en España). 


1 comentario:

  1. Dan ganas de verla.

    Gracias por vuestras pinceladas semanales, tengo en cuenta vuestros consejos.

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